Conectarse en red resulta complejo

Las anécdotas que describen las volátiles condiciones de las telecomunicaciones en la Europa del Este son tan abundantes como las conexiones telefónicas que fallan en mitad de una conversación.

El año pasado, en la capital de Bulgaria, Sofía, unos ladrones robaron la línea de cobre principal que unen al restaurante McDonald's con la red telefónica local, no una vez, sino dos. Por otra parte, en la capital de Hungría, Budapest, los editores del Budapest Business Journal descubrieron que no podían realizar llamadas telefónicas cuando llovía, y en la capital polaca, Varsovia, investigadores de la Polish Agencja Badan Marketingowych y Spolenznych (Agencia de Investigación Social y de Mercado) no tienen problemas para realizar llamadas internacionales, pero llamar a su propia casa a unos bloques de distancia requiere mucha suerte para acertar.

Comparar la infraestructura de telecomunicaciones de Europa del Este con la de Europa Occidental es como comparar una máquina de escribir con un PC. En la situación actual, una de las principales preocupaciones de las compañías mundiales que se expanden hacia Europa del Este son las telecomunicaciones. Lo que las agencias de telecomunicaciones estatales de Europa del Este tienen en común son unas enormes listas de espera para nuevas líneas telefónicas y unas redes anticuadas y en desesperante necesidad de actualización.

A pesar de las historias de horror sobre las telecomunicaciones en el Salvaje Este, diversos observadores opinan que la situación está mejorando de forma lenta pero segura. Durante los tres últimos años, las compañías de telecomunicaciones tanto nacionales como internacionales han invertido una cantidad enorme de dinero en el desarrollo de la infraestructura telefónica de la región, con algunos resultados positivos.

Además, las empresas occidentales que se establecen en la Europa del Este están encontrando formas de circunvalar las débiles redes telefónicas de la región. Entre los recursos que permiten a las empresas continuar su actividad a pesar de los actuales obstáculos de comunicaciones están los servicios por satélite, las redes telefónicas móviles y las compañías privadas internacionales de telecomunicaciones.

Así, por ejemplo, según sus directivos, el Deutsche Bank AG de Frankfurt pasa por alto las redes de telecomunicaciones locales, transmitiendo los datos mediante antenas parabólicas a sus centros de proceso de datos en Europa.

Sin embargo, los servicios por satélite no son posibles para todas las empresas. Según diversos analistas, para que la comunicación bi-direccional por satélite resulte económica se requiere un cierto nivel de tráfico.

Algunas instituciones financieras, como el Investicni Banka de la República Checa, han establecido sus propias redes X.25 para transmitir y procesar transacciones de sucursales en todo el país.

El gigante del sector químico BASF AG, de Ludwigshafen, Alemania, ha conectado también sus instalaciones de Europa del Este con instalaciones de otros países a través de líneas de datos X.25. No obstante, algunas de estas oficinas no tienen conectividad con instalaciones de fabricación locales ni con los centros de proceso de datos en Alemania. Según directivos de la compañía, con frecuencia las líneas de transmisión de datos se interrumpen, e incluso falla en ocasiones el suministro básico de electricidad. BASF informa sin embargo que las compañías telefónicas y de transmisión de datos locales están mejorando constantemente la infraestructura. El grupo de ingeniería electrónica ABB Asea Brown Boveri de Zurich tiene en marcha una estrategia muy agresiva para penetrar en la Europa del Este, donde da empleo a 25.000 personas. "Crear estas compañías es un desafío comercial y un desafío para el sector informático," dice Bengt Skantze, presidente del comité de servicios de información global de ABB. "Pero los resultados son bastante satisfactorios. Hemos invertido en sistemas estándar, y les hemos ayudado en la instalación y formación del personal con personas procedentes del Oeste". Skantze reconoce que establecer las comunicaciones fue un problema, debido a la deficiente calidad de las redes telefónicas. También ABB ha recurrido a las comunicaciones por satélite en varios países.

"Determinar el nivel de inversión a realizar resulta problemático," señala John Handby, director de Tecnologías de la Información de grupo de Glaxo.

Una tarea prioritaria para cualquier empresa en Europa del Este será la de encontrar espacio de oficina con líneas telefónicas ya instaladas, afirma Adam Czarnecki, un investigador en la Agencja Badan Marketingowych Spolecznych en Varsovia, que ha realizado recientemente un estudio sobre mercados de telecomunicaciones de Polonia. "De lo contrario, puede uno pasarse la vida en espera de nuevas líneas," añade. En Polonia hay más de dos millones de solicitudes de líneas telefónicas pendientes y, dependiendo de la localización, los usuarios pueden tener que esperar varios años hasta conectarse. La situación es similar en las repúblicas checa y eslovaca, Rusia, la Confederación de Estados Independientes e incluso Hungría, que es la que ha alcanzado un progreso mayor en la región: largas listas de espera con millones de solicitudes.

El problema del costo. La Unión de Telecomunicaciones Internacionales (UIT) calcula que los programas de desarrollo de redes de telecomunicaciones en Europa requerirán unas inversiones de 94.000 millones de dólares durante los próximos cinco años, y esta cifra puede incluso resultar demasiado baja si se cumplen las estimaciones actuales de los diversos países.

Cuando las firmas US West, Inc., Deutsche Telecom AG y France Telecom acordaron en octubre de 1994 ayudar conjuntamente al gobierno de Rusia en la reconstrucción de la red telefónica de larga distancia del país, las autoridades estimaron que el proyecto requeriría unas inversiones de hasta 40.000 millones de dólares.

Como la mejora de la infraestructura de telecomunicaciones de Europa del Este es parte integral de la reforma económica global de la región, casi todos los países han puesto ya en marcha extensos programas de modernización de las telecomunicaciones, dirigidos generalmente a aumentar la capacidad y la densidad de las líneas, modernizar la infraestructura y mejorar los servicios.

También se han introducido cambios en las reglamentaciones de varios países, como Hungría y la República Checa, en un esfuerzo por atraer inversores extranjeros. Entre las medidas adoptadas está la partición de los servicios postales y de telecomunicaciones; la separación de funciones operativas y regulatorias; las limitaciones en el control de las telecomunicaciones por el estado; y la apertura de mercados locales, telefonía móvil, servicios por satélite y servicios de valor añadido.

Sin embargo, en otros lugares, la promesa de una desregulación y privatización completas sigue sin cumplirse y sin plazos establecidos, como en el caso de la compañía de telecomunicaciones del estado polaco, Telecomununikacja Polska SA, en Varsovia. También el gobierno eslovaco está debatiendo el destino de su compañía de telecomunicaciones.

Habiendo detectado un enorme potencial a pesar de estos desafíos, las compañías de telecomunicaciones de Europa Occidental y Estados Unidos han estado aprovechando oportunidades de inversión en los países del antiguo bloque soviético.

La empresa SPT Telecom de la República Checa se encuentra actualmente ocupada en el proceso de elegir un asociado estratégico internacional al que se le permitirá adquirir un 27% de esta organización estatal. Hasta un total de 10 compañías de telecomunicaciones de Europa y Estados Unidos han mostrado interés en presentar ofertas, a unos precios que al parecer fluctúan entre 700 millones y 1.000 millones de dólares. Deutsche Telecom y Ameritech se encuentran entre los ofertantes en p

Viñeta publicada el 20 de febrero de 1870 en La Flaca n.º 35 Tendencias

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