Concurso de casi 200 millones
El importe del concurso también despertará sana envidia en otros ministerios –provocando la correspondiente oleada de opiniones– pero, en el caso de la GISS, tienen clara justificación todos los abultados presupuestos precedentes a lo largo de los años, por la amplia, variada y comprometida serie de servicios que tiene que gestionar. Año tras año, sin solución de continuidad, tienen necesidad de desarrollar nuevas aplicaciones; necesidad de utilizar nuevas herramientas de desarrollo y explotación; necesidad, permanente, de encontrar fórmulas de incremento de eficiencia mediante la innovación; y, consecuentemente, necesidad de que sus profesionales se vayan reciclando ante las nuevas soluciones tecnológicas. Asimismo, con el importe de este concurso la GISS también tiene que dar cobertura a todos los servicios añadidos que tiene que dispensar con la entrada en vigor de la Ley 11/2007, de Acceso Electrónico de los Ciudadanos a los Servicios Públicos.
Para hacer frente a la ingente capacidad de trabajo que se la exige, a la GISS no le queda otra alternativa que recurrir a la contratación de asistencia técnica porque se da la paradoja de que siendo incuestionable la gran cantidad de servicios que tiene que gestionar, año tras año ve reducido el número de sus profesionales. Los que recibe procedentes de ofertas de empleo público, suele ser un número inferior que los que causan baja. En estos momentos, aproximadamente, del total de profesionales TIC que trabajan en la GISS, un 60% pertenecen a compañías de servicios, y un 40% son propios. Situación que debería cambiar hacia un 65%, o algo más, de profesionales suyos, por las ventajas indudables que comportaría. Mientras a la GISS se la exija lo que se la exige –aumentando el nivel cada año– el tema de recursos humanos TIC ocupará el primer puesto de las necesidades.