¿Cómo afrontar la implantación de una CMDB?
La instalación es un proceso sencillo. Es más difícil decidir qué información pertenece a la misma y cómo mantenerla
Empecemos por el principio
Como en todo proyecto, con algo de sentido común, deberemos responder a unas cuantas preguntas autoinfligidas: ¿Cuál es mi objetivo? ¿Enfrenta mi organización algún desafío comercial en particular que pueda solucionarse mediante una administración efectiva de los cambios y la configuración?
Aunque, generalmente, la implementación de las mejores prácticas de ITIL hace más efectivo y eficiente el funcionamiento general de la TI, necesitará un objetivo más específico para mostrar a las partes interesadas cuyos recursos y tiempo son necesarios para que esto se haga realidad. Es fundamental que todos perciban los beneficios tangibles que puede proporcionar la administración efectiva de las configuraciones. Igualmente importante es el compromiso manifiesto con el éxito del proyecto.
Es fundamental contar con procesos efectivos y coherencia en la ejecución. La instalación de una aplicación de CMDB es un proceso sencillo. Es más difícil decidir qué información pertenece a la CMDB y cómo mantenerla. En primer lugar, esto se debe a que cada uno de los grupos del negocio puede tener una percepción diferente de qué es lo que pertenece a la CMDB. Por eso, las partes interesadas en la CMDB, que podrían usarla para la administración de cambios, incidentes, problemas, versiones o configuraciones, deben trabajar en conjunto para encontrar una definición común del significado de la CMDB para la empresa como un todo. A partir de allí, se deben implementar los procesos que respalden esa definición. La gestión de cambios en particular es un proceso que debe estar bien definido y se debe ejecutar en forma coherente para garantizar que los datos de la CMDB se mantengan actualizados. Si los cambios de los CI (Elementos de la Configuración) o las relaciones entre ellos no se procesan mediante la gestión de cambios y no se actualizan en la CMDB, ésta se vuelve obsoleta. Esto disminuye la aptitud de la CMDB para realizar tanto el análisis de impacto de los cambios como el de las causas, con lo que se desperdician los esfuerzos iniciales dedicados a la implementación.
¿Qué factores de éxito debo tener claros?
Lo primero que debe hacer es determinar qué desea incluir en la CMDB. ¿Todos los activos, incluidos los equipos de escritorio? ¿Sólo los servidores y la infraestructura de red que la soporta? Quizá sean algunos determinados servicios comerciales y los CI que los soportan.
Las respuestas dependerán de los requisitos de mi negocio. Según ITIL, la CMDB contiene los ítems que usted considera necesarios, aquéllos que afectan su negocio cuando se produce una interrupción. Por ello, pueden existir grandes diferencias según cuál sea su modelo de negocio. Es probable que cuente con diversas fuentes de información sobre tipos muy diferentes de CI que finalmente se consolidarán en la CMDB. La clave es saber por dónde empezar.
Primero, decida qué conjunto de los CI se adecua a su negocio. El paso siguiente es delimitar el alcance para incluir a los CI que soportan los servicios que son indispensables para el negocio. Comience la implementación de su CMDB con el alcance más acotado. Luego, con más experiencia, usted podrá determinar la amplitud y profundidad de los datos de los CI que necesita para respaldar eficazmente a su empresa y extenderla en consecuencia.
Una vez que haya determinado los servicios comerciales fundamentales que necesita respaldar y los CI que hacen posibles esos servicios, es el momento de identificar los atributos de cada CI en particular. Podemos tomar como ejemplos generales: propietario, área, detalles técnicos, relaciones con otros CI. Los atributos que elija determinan las fuentes de datos necesarias para cargar esos datos en la CMDB. Una mayor cantidad de atributos significará una mayor cantidad de fuentes y mayor complejidad para la identificación y la conciliación. Decida cuáles son los atributos necesarios para la determinación efectiva de causas y el análisis de impacto de cambios. Más adelante se pueden agregar otros atributos, según sea necesario. Trate de no incorporar todos los atributos a la CMDB por el simple hecho de hacerlo. Cerciórese de que el atributo sea necesario, porque su inclusión agrega complejidad a la implementación.
¿Cómo mantenemos esta información?
Está comúnmente aceptado que existen dos tipos de métodos de sincronización para la CMDB: el normativo (siguiendo lo que dice ITIL) y el de tiempo real.
Ambos métodos cuentan con sus ventajas, aunque recomiendo siempre el normativo, por los siguientes motivos: provee de un “estándar dorado” para compararlo con el entorno actual, permite determinar con mayor facilidad los cambios no planificados, admite auditorías sobre el cumplimiento de las normas o regulaciones.
En el método normativo, la CMDB representa la forma en que se supone que los CI deben estar configurados, no la forma en que los detectan las herramientas de detección de la empresa. Los controles de cambios se establecen para garantizar que cualquier cambio que se realice en los CI controlados esté aprobado y se actualice manualmente en la CMDB.
En el método de tiempo real, la CMDB está sincronizada con las herramientas de detección y da una visión real de la situación de la empresa en un momento dado. Este método no representa el uso típico de una CMDB, pero puede ser útil para organizaciones más pequeñas, cuyo objetivo principal es la consolidación de varias herramientas de administración de activos y redes en una interfaz común, antes que las mejores prácticas de ITIL.
Sea cual fuere el método elegido, es necesario que todos los equipos que usen la CMDB cuenten con los mismos conocimientos sobre su uso. Esto evitará los conflictos que pueden hacer que la CMDB no sea plenamente efectiva para sus objetivos.
Como todo proyecto, su éxito esta muy ligado a una correcta definición de alcance y a una planificación real y juiciosa con los objetivos previamente definidos. Suena lógico, ¿no?
Juan Manuel Espinoza, presidente de la Asociación Española de Profesionales en Dirección de Proyectos (AEPDP)