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Colaborar o morir

La clave es el cambio cultural, no la tecnología

Bienvenido al siglo XXI, la Edad de la Colaboración! Las fuerzas económicas, sociales, culturales y tecnológicas están impulsando a las compañías a lograr una mayor colaboración entre los empleados, y con los clientes, proveedores y asociados. Para ello necesitan la tecnologías que supongan la colaboración, que ayuden a las personas a trabajar en grupo o en comunidad en tiempo real, o según un programa que se adapte a todos los usuarios.

¿Para qué colaborar? Ya ha pasado la época del héroe solitario: los expertos estiman que un directivo promedio emplea cuatro quintas partes de su tiempo en comunicarse con otras personas. Las tareas son tan complejas y los ciclos de producto son tan cortos que nadie puede hacerlo todo por sí solo. Las plantillas están dispersas por todo el mundo. Y los ordenadores han mejorado la productividad personal en todo lo posible, lo que significa que la siguiente gran contribución de la tecnología estará dirigida a posibilitar que las personas trabajen en un entorno de colaboración. Internet, a diferencia de anteriores tecnologías, hace que la colaboración esté al alcance de todos. El entorno es el adecuado para la colaboración si puede encontrar tecnologías que añadan valor a la manera en que trabajan las personas.

Participar a partes iguales
Las empresas están adoptando tecnologías más colaboradoras que nunca, pero no las aprovechan al completo, según afirman los analistas de mercado. La consultora International Data Corporation (IDC) señala que las empresas instalan Lotus Notes, Microsoft Exchange y otros productos de trabajo en grupo a medida que necesitan algo más que el correo electrónico, que es la herramienta de colaboración más básica utilizable en un ordenador. Pero siguen esforzándose por ver qué pueden hacer con esta herramienta. Tienen que cambiar los hábitos de trabajo de los empleados. Se ha de fortalecer la idea de entorno compartido.
Para que una empresa pueda poner en práctica estas herramientas, primero tiene que enfrentarse al ideario del personal. Primero llega la cultura, luego la tecnología. Invierta el orden y tendrá problemas. Confianza, equipos de trabajo y tecnología, en este orden. Los especialistas en Tecnologías de la Información tienen una fe absoluta en la tecnología pero habitualmente no entienden lo que hacen los directivos ni cómo trabaja la gente.
La confianza es el gran problema. Las empresas deben motivar a su personal para que adopte la postura de compartir. Sin embargo, la mayoría de los programas de compensación recompensan a las superestrellas individuales. La mayoría de las empresas inteligentes están cambiando los planes de bonificaciones y las calificaciones de rendimiento para premiar los logros en equipo. No es una sorpresa que Cisco se haya convertido en la niña bonita de la colaboración entre los empleados y con los clientes y proveedores. Se trata de “colaborar o morir”.
Existen muchas posibilidades de éxito cuando surge una nueva tecnología de colaboración dentro una cultura ya existente. La consultora Patricia Seybold Group espera ver más herramientas de colaboración con clientes que tomen como base el chat. En su opinión, las herramientas para el brainstorming en grupo y la solución de problemas deben ser simples y utilizables en tiempo real. Patricia Seybold Group espera ver cómo los vendedores adoptan el chat cada vez más y ofrece una advertencia para los que no tienen una cultura de servicio al cliente: “Contratamos al personal, lo formamos y su supuesta ocupación es ayudar al cliente. Hacer que pasen a la colaboración en línea no es tan difícil”.
A veces el obstáculo no son los usuarios finales ni el presidente de la empresa, sino los directivos y ejecutivos que tienen intereses en su status quo. Son todas y cada una de las personas que se encuentran entre el director y los informáticos las que hacen que las cosas sean fáciles o difíciles.
La mayoría de los problemas provienen del nerviosismo de la organización. La información es un activo y los socios no comparten un activo de buena gana. Lo ideal sería utilizar dispositivos de medición con el fin de demostrar el efecto que tiene la colaboración sobre la cadena de aprovisionamiento.

Colaborar o morir
La tecnología de colaboración puede soportar la transformación de una compañía grande, global, pero hay que tener paciencia, un plan y el personal del máximo nivel que dé apoyo al esfuerzo.
Las empresas que no aprendan a colaborar serán las primeras bajas del nuevo siglo. La colaboración suministra un cierto tipo de agilidad en tiempo real que se traduce en clientes más satisfechos, más leales y que compran más. Con Internet tenemos toda una gama de tecnologías de colaboración que harán que las empresas adopten una postura crucial para su éxito y tengan una ventaja competitiva. Internet genera productos que van desde foros de discusión hasta salas de conferencia virtuales y auditorios virtuales, y ha obligado a los programadores de productos basados en arquitecturas cliente/servidor a adaptarlos para la Web.
Las empresas que colaboren mejor suministrarán con mayor rapidez productos y servicios innovadores. Serán más eficiente en los procesos de fabricación. Sus clientes estarán más satisfechos y serán más leales. Las compañías que no la adopten corren el riesgo de quedarse detrás. La experiencia de las empresas con la Web de los últimos cinco años sólo da una ligera idea de lo que está por venir. La Web es una herramientas ubicua que se basa en estándares y que da apoyo a la comunicación a tiempo real. Las primeras empresas que observaron este hecho ya están obteniendo los beneficios que produce una mayor colaboración de los empleados y con los clientes, proveedores y socios.
Muchas empresas todavía no han entendido el cambio. De hecho, la cuarta parte de las empresas del Ranking Fortune 1000 no han decidido aún desarrollar una intranet. Los directores de Tecnologías de la Información no entienden el valor crucial que la colaboración tiene para la empresa. Probablemente el problema no es la tecnología. El problema es formar a los empleados para que utilicen la colaboración como herramienta de altas prestaciones.


¿Qué calificación merece su empresa?
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Antes de que una empresa emprenda una carrera en pos de la colaboración, es útil ver las posibilidades de éxito. Para conocerlas, es interesante utilizar la fórmula de David Coleman, director general de Collaborative Strategies:

Tecnología + (2 x Cultura) + (3 x Economía) + (4 x Política) = Potencial de éxito de la colaboración

Cuando más a la derecha se encuentre un factor en esta ecuación, mayor será su impacto sobre el posible éxito de la colaboración. Aunque sólo es un elemento de su análisis, las empresas pueden utilizar la fórmula para tomar una instantánea de su posible éxito en las tecnologías de colaboración y la gestión del conocimiento.

Califique su empresa de 1 a 10 tomando por base cada uno de los factores. Sea tan sincero como pueda, y utilice la escala siguiente.

Tecnología (X 1):
1 = Es difícil encontrar un ordenador en la empresa.
10 = Los empleados no pueden vivir

Viñeta publicada el 20 de febrero de 1870 en La Flaca n.º 35 Tendencias

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