Cambios en la Administración

Con la formación de nuevo Gobierno, se abre el periodo de expectación a la espera de los nombramientos en cascada de los altos cargos de la Administración Pública. El clímax en el sector sobre esta obligada liturgia de elección de personas presumiblemente idóneas, se polariza principalmente en aquellas que van a desempeñar puestos desde los que, más o menos directamente, decidirán en temas relacionados con la informática o las telecomunicaciones. Cambios, respecto a los actuales titulares, los habrá, pero, ¿predominarán las caras desconocidas? Porque no es lo mismo pasar de un ministerio a otro, prevaleciendo gente familiar para el sector, que contemplar el acceso a las poltronas de un aluvión de nombres nuevos.

Esta fase de incertidumbre y de proliferación de listas de candidatos -la mayoría provenientes de filtraciones interesadas- es aprovechada por profesionales del sector, en encuentros con personalidades del partido político ganador de las elecciones para emitir halagos o dicterios sobre los que venían ocupando los puestos informáticos relevantes. Ensalzan la gestión y se convierten en sus apologistas, los que están agradecidos con las decisiones que tomaron con ellos porque el mutuo conocimiento hace concebir al suministrador esperanzas de que subsista la sintonía deferente en la legislatura que comienza. En el contrapunto, sueltan adrenalina los que consideran que han sido maltratados con decisiones estimadas injustas, recibiendo gestos de indiferencia y explicaciones ambiguas cuando, en su natural impulso por arrancar los porqués de sus inferiores calificaciones, la incomprensión se hacía dueña de la situación.

Los responsables de la selección de quienes llevarán el peso de la política y las contrataciones informáticas, deberán tener sumo cuidado de separar el grano de la paja en los informes y datos que les lleguen sobre particulares comportamientos equívocos de quienes todavía están, y en las teóricas excelsas virtudes que adornan a los candidatos que les proponen para sustituirles. Porque, el que puedan existir individualidades proclives a medrar con intervenciones o decisiones que chocan con la ortodoxia de la dignidad y de la honradez, no faculta a posibles interesados a utilizar falaces generalizaciones, con ánimo de enturbiar la gestión de un colectivo, para obtener patente de corso en la colocación indiscriminada de amiguetes, en puestos informáticos claves en el ámbito de la Administración.

El Partido Popular deberá distinguir entre quienes se han mostrado como auténticos profesionales de la informática, ejerciendo las obligaciones del cargo con ecuanimidad y seriedad -que son la mayoría- haciendo abstracción de sus simpatías o afinidades políticas, y aquellos otros -con bagajes informáticos cuestionables- que han accedido y permanecido en puestos destacados gracias a su militancia. De los errores también se aprende.

Viñeta publicada el 20 de febrero de 1870 en La Flaca n.º 35 Tendencias

ny2 ACTUALIDAD

ny2 Sociedad de la información

Día de la Movilidad y el BYOD Coffee Break