Bull, Zenith y Packard Bell

El Grupo Bull en España no ha disfrutado plenamente de los resultados obtenidos en el ejercicio fiscal de 1995, en cuanto a su repercusión, porque ha tenido más fuerza el torrente de comentarios que se han sucedido a raíz de la operación entre Zenith Data Systems y Packard Bell. Y eso que entre las empresas que lo forman ha habido crecimientos importantes; del 172% por parte de Datasystem, del 58,9% para Sopra-Bull y del 33,85 para Telesincro, llegando a ser la cifra de negocio de Bull España casi un 14 por ciento superior a la del año pasado. Pero la noticia de peso, por su transcendencia, se centraba en el acuerdo firmado y en la cascada de interpretaciones. No se trata solo, y precisamente, de una cuestión puramente semántica por aclarar, sino del mensaje que cada parte intenta dar sobre el cómo, el qué, y el para qué de lo signado.

Según unos, Packard Bell compra a Zenith, mientras otros anuncian que se han fusionado. Matiz que no debe pasar desapercibido, porque puede llevar incluida la pretensión de significado de supremacía o de igualdad entre las partes. ¿Quién es el fuerte?

En estos casos, proclives los analistas a dejarse llevar por las tentaciones especulativas, puede rizarse el rizo de la imaginación para intentar escudriñar sobre quién vislumbraba acaparar las mejores ventajas, y ha sido el lanzador de la idea y el que ha tomado la iniciativa, o cual se ha visto obligado a proponer la operación para, huyendo de un potencial peligro, entrar en un atractivo proyecto con síntomas de más que probable rentabilidad. Asimismo, las más que estrechas relaciones entre las compañías protagonistas, permiten intuir que podría haber sido fijada ya la participación futura de Bull y NEC en el capital de Packard Bell que, por supuesto, sería mayoritaria ¿Cuánto tiempo tendrá que pasar para que las obligaciones convertibles de ahora se transformen en acciones? En cualquier punto que se estudie la operación, pueden encontrarse razones de peso que la justifiquen. Desde la supuesta falta de recursos financieros de Packard Bell -por su rápido crecimiento en el mercado americano- hasta la oportunidad aprovechada por Bull para deshacerse de una hija que le empezaba a preocupar, pasando por el compulsivo deseo de NEC de introducirse con fuerza en los Estados Unidos. Si a ello se añade, para perfeccionar la simbiosis y facilitar la sinergia, que la red de distribución en Europa de Zenith aventaja a la de Packard Bell -mientras que en Norteamérica es esta la indiscutible dominadora- así como la complementariedad de sus respectivos productos, se comprende mejor la filosofía del acuerdo. Por su parte, Bull, el protagonista de la operación, insiste en el concepto de especialización para explicar la venta de Zenith. Según sus responsables, es más lógico dejar en manos ajenas la gestión de un mercado, el microinformático, en el que Bull nunca se ha sentido a gusto.

Sobre el futuro de la aventura puede decirse lo que se quiera, ya que cualquier opinión es susceptible de ser cuestionada. El supuesto éxito de la operación, ¿motivará a Bull y NEC a participar en Packard Bell con un porcentaje de capital superior al 75%? ¿En qué se basa el Presidente de Compaq, Eckhard Pfeiffer, para asegura que el acuerdo fracasará "porque no hay sitio en el mercado para una operación así"?

Mientras tanto, en España, y a falta de una comunicación oficial, parece que las dos organizaciones mantendrán sus estructuras tal y como estaban antes de la operación. Pero, en cualquier caso, lo que el sector espera es una clarificación de la situación. Hay que concretar, con la vista puesta en los usuarios y clientes de las tres compañías.

Viñeta publicada el 20 de febrero de 1870 en La Flaca n.º 35 Tendencias

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