Bruselas frena el modelo de Windows que defiende Gates

Mario Monti, el comisario de la Unión Europea responsable de los asuntos referentes a la competencia, que se ha forjado fama de severo durante sus años de profesión, ha puesto en vilo a toda la industria de Tecnologías de la Información con la decisión de la Comisión de multar a Microsoft por prácticas monopolísticas. La sentencia, fruto de cuatro años de investigación y que será recurrida por el gigante del software (el proceso legal puede durar cinco años), consiste en una sanción económica que alcanza 497 millones de euros, la mayor que ha impuesto Bruselas en su historia, y dos medidas correctivas aplicables en el Espacio Económico Europeo. Con ellas se castiga directamente la visión de Bill Gates, cofundador de Microsoft, de su sistema operativo (SO) Windows, como un entorno integrador de otras aplicaciones, como su reproductor multimedia Media Player y, por otro, la defensa a ultranza de la compañía del código de su Windows, ya que obliga a compartir determinados APIs con sus competidores para solventar los problemas de integración de su SO con los servidores de sus competidores. De poco ha servido que la compañía se comprometiera a incluir en Windows, además de su reproductor multimedia, otros tres de su competencia durante tres años, pues no se ha podido llegar a un acuerdo ya que, como explica un portavoz de la compañía en España, “la Comisión exigía que especificásemos las funcionalidades que íbamos a incluir en los SO que creemos en el futuro y esta decisión habría comprometido nuestra innovación”. Estas fuentes aseguran que la decisión de la UE “perjudica no sólo a los usuarios de Windows, sino a toda la industria” y señalan que los usuarios demandan SO con funcionalidades integradas”. Por otra parte, en lo que respecta a la medida de hacer públicos ciertos documentos de interfaces para permitir más interoperabilidad en el entorno de servidores, el portavoz, que recuerda que en este segmento Microsoft no ostenta una posición de mercado dominante, señala que esta decisión no tiene sentido porque “ninguno de nuestros clientes tiene problemas de interoperabilidad con Windows y, por otro lado, nos obliga a compartir nuestra propiedad intelectual, lo que va contra la ley”.

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