Afrontando una gestión de red sin barreras
En la comunidad de vendedores, todos dirigen su esfuerzo a afrontar el desafío de la gestión de redes. Se trata ciertamente de una tarea difícil, al convertirse las redes en cada vez más esenciales para las operaciones diarias de las empresas y organizaciones en casi todos los sectores. Una gestión de red es crucial para el éxito a largo plazo de cualquier compañía. Sin embargo, las perspectivas no son precisamente de éxito. Una de las mayores dificultades es la que comporta que la red de empresa típica actual sea un verdadero híbrido de software, hardware, aplicaciones y sistemas de red de diferentes vendedores. Los directores de red tienen a su cargo gestionar el flujo de datos y mantener al mismo tiempo un rendimiento óptimo de todas y cada una de las diferentes partes de la red. No obstante, Gartner Group estima que más de un 70% de los proyectos de gestión de red no alcanzan sus objetivos originales.
La razón de una tasa de éxito tan reducida, es que estos tipos de proyecto no son simples y directos sino que, en realidad, el desafío de la gestión de red es de naturaleza multidimensional.
Conocer la propia empresa
Para implementar con éxito un sistema de gestión de red, un director de sistemas debe tomar en consideración cierto número de variables. En primer lugar, debe comprender en profundidad los objetivos comerciales de la empresa, y cómo la infraestructura de red soporta esos objetivos. Para ser efectivo, un sistema de gestión de red debe garantizar un rendimiento fiable de la red, que soporte la actividad comercial primaria de la empresa y genere datos estadísticos significativos para evaluar el impacto de las operaciones de la red sobre la totalidad de la organización. Un error frecuente es pasar por alto este análisis de los requerimientos comerciales. Sin embargo, al actúar así se está contribuyendo significativamente al bajo porcentaje de éxito de los proyectos de gestión de red.
El segundo desafío está en adecuar correctamente el sistema de gestión de red a la infraestructura que hay que controlar. Con frecuencia, las empresas y organizaciones intentan integrar por la fuerza una plataforma o herramienta de gestión en un entorno de red sin realizar las modificaciones adecuadas. En este sentido, es imprescindible evaluar la complejidad del entorno de red, para lo que es necesario plantearse los siguientes interrogantes: ¿se trata de un entorno multi-fabricante diverso, o está soportado predominantemente por un único vendedor?; ¿en qué medida es estable o dinámico el entorno?; ¿qué cantidad de cambio deberá preverse realizar?.
Ninguna empresa deberá utilizar una plataforma o herramienta de gestión de red tal y como la recibe, para después conectarla, y gestionar inmediatamente su red. Por el contrario, todos los productos requieren una considerable adaptación, mejoras de software e integración de hardware. A continuación, hay que determinar el alcance o ámbito abarcado por el sistema de gestión de red en cuestión, y cómo se integra en la arquitectura de gestión de red global. Por ejemplo, ¿qué elementos del modelo de gestión de red ISO -rendimiento, configuración, contabilidad, gestión de fallos o seguridad- cubrirá el sistema?; ¿se desea que el sistema sea integrado, o se está conforme con que los sistemas de gestión de red y de sistemas funcionen separadamente?; ¿dónde residirán las funciones para informes de fallos, escalamiento de problemas, lanzamiento y atención al usuario, y cómo interactuarán entre sí?
Reducir los costes de gestión de red
Finalmente, la única forma de responder a estas cuestiones y resolver estos problemas es implementar una metodología estructurada y establecer un conjunto de políticas y procedimientos formales. Gartner Group considera que la tecnología representa sólo un 25% del problema, y que hay costes ocultos importantes asociados a la gestión de redes. Según Gartner, las cuestiones de gestión de procesos constituyen las tres cuartas partes del desafío. La mayoría de las organizaciones pasan por alto estas cuestiones ya que requieren un esfuerzo de documentación disciplinado, un trabajo tedioso de desarrollo de normas y unos procedimientos probados en la práctica. Pocas empresas están equipadas para afrontar estas tareas. No obstante, es esta parte de la solución de gestión de red la que Gartner considera que produce el máximo beneficio. Este punto de vista queda confirmado por una encuesta realizada por INS, según la cual, el 51% de las empresas y organizaciones están insatisfechas con el coste de propiedad de su gestión de red actual, y que un 94% consideran que mejorar estos costes es un objetivo importante. El estudio de INS mostró también que los cuatro obstáculos principales para reducir el coste de propiedad de la gestión de red son: falta de personal con experiencia, falta de soluciones integradas, continuas actualizaciones del producto de gestión de red, y la necesidad de una importante adaptación a los requerimientos del usuario.
Aparte de estos problemas, el estudio indicó también que las cuatro estrategias más efectivas para reducir el costo de propiedad de la gestión de red son: mayor planificación inicial, estandarización del entorno que se está gestionando, formación del personal de soporte técnico, y centralización de las operaciones de gestión de red. Pero, aún así, aunque estas estrategias pueden reducir el coste de la gestión de la red, no eliminarán totalmente el problema. En este sentido, Dataquest pronostica un crecimiento acumulativo del 19% en la demanda de servicios de gestión de red, al situar las empresas esta función en manos del outsourcing o del out-tasking.
Proveedores externos
Ceder la responsabilidad de la gestión de red a un proveedor de servicios externo no es un paso acertado si la empresa depende en gran medida de su propia red. Gartner Group estima que más de un 80% de los acuerdos de outsourcing son suspendidos o modificados considerablemente porque no satisfacen las necesidades del cliente o del outsourcer. Aunque para algunas empresas podría resultar inevitable poner en manos externas la planificación, diseño, implementación u actividades permanentes de la función de gestión de red, esas empresas deberán conservar el control de sus operaciones de gestión de red y la autoridad última frente a sus proveedores de outsourcing.