Afirmaciones contundentes
Habrá que esperar –quizás por aquello de que la esperanza es lo último que se pierde–que el ministro vaya aportando pruebas inequívocas de que siente y cree en lo que dice y se convierta en un defensor a ultranza de sus prédicas. Porque es indispensable que alguien, dentro del Ejecutivo, abandere la defensa de las TIC como fórmula magistral –tal y como ha dicho el ministro– porque “son clave para el crecimiento futuro, además de ser un motor para permitir salir de la crisis”. El político tiene la obligación de ser coherente con los mensajes que transmite, y repite, y el ministro de industria debe hacer ostentación de ello. Por lo tanto, como también afirma defender los presupuestos destinados a las TIC, ahora tiene una magnífica oportunidad de defender sus criterios. Resaltando, ante sus compañeros del Gobierno, que el recorte de 1.500 millones de euros sobre el presupuesto de 2009, aprobado recientemente, afecte poco o nada a las asignaciones destinadas a las TIC. De no ser así, el ciudadano habrá comprobado, otro caso más, en el que el político, en vez de perseguir la eficiencia, miente intencionadamente para lograr lo que más le preocupa, mantenerse en el cargo. Espléndida lección.