A mil días del 2000
La celebración esta semana del seminario A mil días del 2000, celebrado bajo el patrocinio de Coritel y ComputerWorld, arroja aún más inquietud a los numerosos interrogantes que la implantación del Euro y el cambio del milenio implican para los departamentos de Sistemas de Información. Con una bomba de tiempo virtual marcando los segundos en mainframes en todo el mundo, muchos Directores de Sistemas de Información deberán enfrentarse a algunos problemas graves antes de celebrar la llegada del año 2000. Para ellos, el primer día de ese nuevo milenio aparece en el horizonte como una fecha de desastre. Partiendo de la base de que una gran compañía puede tener 8.000 programas soportando operaciones comerciales que contienen generalmente un total de 12 millones de líneas de codificación, y como por término medio una de cada 50 líneas de codificación contiene a su vez una referencia de fecha, aproximadamente 240.000 líneas de código requerirían modificación. A un coste estimado de unas 50 pesetas por línea de código sólo para costes de programación, una compañía puede esperar un gasto que podría llegar a 500 millones de pesetas. Y esto no incluye los costes de documentación, tests de integración de sistemas y gestión del proyecto, que en algunos casos podrían hacer que el coste superara las 100 pesetas por línea de codificación.
En total, se prevé que remediar la situación costará 200.000 millones de pesetas a las empresas españolas. Para una empresa u organización típica, esto podría suponer un cargo estimado de entre un 5 y un 10 por ciento de su presupuesto informático anual en el curso de los cinco próximos años.
Lo mismo que en muchas otras situaciones, el primer paso para desactivar esta bomba de tiempo es reconocer que el problema existe, pero muchos directores de sistemas de información, temerosos del coste que supone la resolución del problema, esperarán hasta el último minuto antes de alertar al resto de la dirección de la empresa sobre ese peligro inminente. La espera sólo empeora la situación. Utilizando un símil que empieza a hacer fortuna, es como el animal que se queda inmóvil en la carretera ante los faros de un coche.
