A los gerentes de TI no les hace falta nueva tecnología, sino una nueva manera de pensar

Los jefes de las empresas de tecnología como yo tienen la reputación de hablar siempre de la necesidad de adquirir nuevos sistemas que pueden revolucionar su industria. Esta vez, en cambio, voy a arriesgarme a romper el molde y hablaré acerca del hecho que una nueva tecnología pueda ser menos útil que una revaloración de los sistemas que ya tiene.

Y no es para menos, ya que algunas de las promesas de los vendedores de tecnología están empezando a perder su credibilidad –sobre todo cuando el sector tecnológico en sí ha sido tan ineficaz en su habilidad de hacer frente a las recientes dificultades en el clima económico.
Con la frase “compañías tecnológicas” ya empañada por el destino de tantos negocios de Internet fracasados, no sería de extrañar si una proporción de empresas hubieran perdido ya la confianza en la informática.
Pero aunque no destaquen tanto en los noticiarios, es indudable que algunas organizaciones, como la editora Bertelsmann, se están enriqueciendo gracias a tecnologías como Internet. Cabe preguntarse, entonces: ¿qué es lo que están haciendo para sacarle tanto provecho económico a la informática?
Sea lo que sea, me imagino que tendrá poco que ver sólo con la tecnología. Algo de lo que nos hemos dado cuenta en BT, tanto por medio del trabajo con otras empresas como por nuestro propio esfuerzo interno, es que la informática en sí raramente es capaz de transformar un negocio.
La informática puede ser un medio para conseguir un fin. Pero para que una organización se lleve la máxima ventaja de las oportunidades que la tecnología puede proporcionar, esa tecnología tiene que estar relacionada con los procesos de la empresa, lo cual requiere un análisis por parte de los que trabajan en el negocio.
En nuestra compañía, lo llamamos “agilidad empresarial”. Se trata de la interacción entre gente, procesos y tecnología, que caracteriza a empresas que son capaces de responder rápidamente a los cambios que se producen en su ámbito comercial, y aprovechar nuevas oportunidades.
Agilidad empresarial puede ser un factor importante en la rentabilidad de un negocio. Mi empresa, por ejemplo, ha sido capaz de ahorrar millones de euros al año mediante un sistema que permite a los empleados arreglar su pago, fondo de pensiones, automóvil, cuenta de gastos y otros detalles por medio de páginas Webs internas en vez de tener un departamento de Recursos Humanos.
Este cambio ocurrió como resultado de la decisión estratégica de introducir ahorros a través del departamento de Recursos Humanos en la compañía BT, que anteriormente contaba con una plantilla de 13.000 empleados, como parte de un proyecto más amplio para reducir gastos por todo el negocio, haciéndolo más funcional.
Ahora el departamento tiene solo 1.000 empleados. Pero como cada uno de las 100.000 personas en la empresa se encarga de sus propios datos personales, ocurren menos errores que antes.
Y aun más, el presupuesto para la producción de documentos ha disminuido en un 30 por ciento y la empresa se ahorra £130.000 –más de 200.000 euros al año –en la compra de papel. Sin embargo, la tecnología que se ha utilizado para lograr todo esto no es nada del otro mundo.
Lo que aseguró el éxito de este proyecto no fue únicamente el sistema informático –en este caso, la adopción de paginas Webs para uso interno– sino la manera en la que éste fue adaptado para sustituir procesos existentes, y la manera en la que quienes participaron, tanto en el departamento de Recursos Humanos como en el resto de la empresa, trabajaron para facilitar el cambio.
Es decir, que los ahorros que BT ha conseguido no han sido tanto a causa de la utilización de sistemas de informática en sí, sino debido fundamentalmente a un cambio en la manera de pensar de la empresa.
Otras compañías están sacando similar provecho de la automatización de sus procesos. La aseguradora Lloyds de Londres, por ejemplo, vende £4 billones (más de 6 billones de euros) de seguros cada día, a un coste mínimo, utilizando un directorio basado en la Web con sistema de seguridad para que cada transacción se pueda cumplir automáticamente sin requerir la intervención humana.
Y hay incluso “empresas ágiles” que no sólo ahorran dinero, sino que tienen además un profundo efecto en lo que es el entorno comercial.
Se puede apreciar un buen ejemplo en la industria aeronáutica. Mientras que el sector en general ha tenido dificultades en el negocio a partir de la fatídica fecha del 11 de septiembre, algunos operadores –como la británica Easyjet y la irlandesa Ryanair– superan todas las expectativas.
Lo que estas empresas tienen en común es un deseo de tirar por la ventana los viejos reglamentos, empezar de nuevo y utilizar la informática para reducir el coste de la mayoría de sus procesos, utilizando sitios Webs en lugar de operadores para vender sus billetes, por ejemplo.
Una vez más, su éxito se debe no sólo a la tecnología, sino a un cambio en la manera de ver las cosas.
Volviendo al área de personal, datos de la Hunter Group demuestran que el 60 por ciento de las empresas que están incrementando el nivel de automatización en sus departamentos de recursos humanos lo están haciendo con sistemas básicos como la promoción de puestos de trabajo por medios electrónicos.
Esto parece indicar que muchas organizaciones se están dando cuenta que pueden realizar gran cantidad de mejoras con los sistemas de informática que ya tienen a su disposición.
Evidentemente, no se trata tanto de lo que uno tiene, sino –como en el caso de la piedra que David utilizó contra Goliat– lo que uno hace con ello, que es lo que cuenta.
El aspecto de la agilidad empresarial que concierne a la informática tiene que ver, en su mayor parte, con la simple tarea de repartir información dónde y cuando más se necesita. Esto requiere una gama básica de lo que se podría denominar tecnologías de acceso: sitios Web, teléfonos móviles, o sistemas de seguridad, entre otros.
Pero la parte esencial radica en saber unir estos sistemas de manera que beneficien a los procesos de la empresa, desde Recursos Humanos a Ventas, pasando por todos los departamentos. Esto significa, efectivamente, el final de la era en la que el departamento de Informática recetaba plataformas tecnológicas a través de la organización.
En vez de eso, cada departamento deberá ver la informática como una caja de herramientas de la que puede seleccionar tecnologías para mejorar sus procesos, y luego integrar las que sean necesarias para que el sistema rinda el resultado deseado.
Hay muchas compañías que pueden brindarle la ayuda necesaria que los usuarios necesitan, porque invierten mucho tiempo trabajando con otras empresas para asegurar que éstas saquen el máximo beneficio de sus sistemas de informática. Pero no se sorprenda si le dicen que lo que más le hace falta a su negocio es una nueva manera de pensar.

Por Neil Rogers, presidente de BT Ignite Solutions

Viñeta publicada el 20 de febrero de 1870 en La Flaca n.º 35 Tendencias

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