Misteriosos presupuestos TIC
Inmersos en una situación de economía compleja –no se aportan ideas claras ni se sabe ciertamente en qué posición nos encontramos con el agravante de que el Gobierno transmite improvisación permanentemente– los gestores TIC de la AGE profesionales, no los de tránsito, están padeciendo –desde hace ya demasiado tiempo– una incertidumbre galopante en cuanto a recursos, continuidad en el puesto y clara definición de objetivos, en la que no se aprecian síntomas de poder superarla con algún tipo de garantía. Los misteriosos presupuestos TIC para la AGE en 2010 son tan susceptibles de ser cambiados sobre la marcha que, al parecer, nadie se atreve a firmar la última versión para ser publicados. Esta falta de concreción está contribuyendo a que los gestores TIC de la AGE no sean capaces de hacer propuestas –aunque las estimen necesarias o, incluso, urgentes– por la desconfianza a que pudieran prosperar y llegar a materializarse. Mientras tanto, esos profesionales tienen que escuchar estoicamente la ya archirepetida cantinela de que hay que hacer más con menos. Lo cual se puede interpretar, también, de que en épocas anteriores se han permitido el lujo de trabajar intermitentemente o no han sabido optimizar los recursos disponibles. Del pregonero, el mal político se puede esperar cualquier cosa.