La supercomputación española fija un nuevo récord mundial de simulación electromagnética. El hito ha sido conseguido por investigadores de las Universidades de Extremadura y Vigo, junto con el CESGA
La aplicación empleada en el reto, HEMCUVE++, resultado de un proceso de desarrollo continuado del equipo, tiene la cualidad de utilizar de forma eficiente un número elevado de procesadores, aprovechando así la potencia de los grandes supercomputadores. En esta ocasión, se han empleado para los cálculos los mismos nodos y procesadores que se emplearon para el reto anterior, es decir, 64 nodos completos del Finis Terrae, 1.024 cores (aproximadamente el 42% del supercomputador). La memoria RAM empleada fue en torno a 6 TB y se utilizaron unas 12 horas en los cálculos iniciales, empleando 26 horas de resolución para asegurar la alta precisión del resultado.
El uso de algoritmos eficientes para la resolución de problemas de este tamaño es fundamental, ya que la resolución clásica implicaría almacenar del orden de 500 millones de DVD (lo que equivaldría a utilizar 20.000 veces la memoria delordenador más potente del mundo, el RoadRunner, en Texas). Eso sí, aunque inicialmente se pretendían calcular 250 millones de incógnitas, la escalabilidad del algoritmo empleado ha permitido duplicar el número de incógnitas. “Este hito permite aplicar la metodología que hemos utilizado para resolver problemas electromagnéticos de gran magnitud y que antes no podíamos”, apunta Landesa.
Aplicaciones
El descubrimiento abre la puerta a la aplicación del electromagnetismo computacional en campos como la biomedicina (imágenes de radar para detección de tumores), el diseño de metamateriales o el desarrollo de radares de penetración terrestre para la detección de minas antipersona, estructuras geológicas en el subsuelo, etc. Además, uno de los campos que últimamente más se está beneficiando es, según Landesa, la automoción, “sobre todo en el aspecto de la seguridad en la conducción”. En este campo, se está investigando con radares de automoción que paulatinamente se están incorporando a los automóviles como elementos de seguridad para funciones como alerta de cambio de carril, advertencia de vehículos en el ángulo muerto o control de velocidad de crucero.