La deshumanización del desarrollo de software
Un nuevo modelo de factoría llega a España: testing factory
Ante la incesante demanda de software surge a finales de los años 60 e inicios de los 70 el concepto de fábrica de software. En España, si bien ya son varias las factorías de software que han abierto sus puertas en los sitios más recónditos de la geografía española, “este modelo todavía está empezando”, asegura Luis Fernández, director del departamento de Sistemas de Información de la Escuela Superior Politécnica de la Universidad Europea de Madrid. No obstante, el académico asegura que “el momento de mercado es excelente, ya que era necesaria una industrialización del desarrollo de software que garantice unos niveles de calidad y de disciplina en los proyectos”. En su opinión, las factorías ocuparán un peso importante en la actividad del desarrollo de software en España, pero avisa de que “el éxito de esta actividad se verá limitada salvo que las factorías asuman un protagonismo en la atracción de proyectos internacionales”.
Contrariamente a lo que muchos creen, el nombre de fábrica de software viene dado más por la intención de que efectivamente se fabrique el software, que porque se haya dado un paso hacia la industrialización del desarrollo. De hecho, según Antonio Rodríguez, director de ventas de Telelogic, “hoy se trabaja en las factorías bajo un modelo artesanal”. En su opinión, “el salto a la industrialización sólo será posible cuando la factoría invierta entre un 5% y un 7% de sus ingresos en algo más que en el mantenimiento de ordenadores”.
Santiago Escribano, director de centros de desarrollo de Indra, señala que en España hay razones más que evidentes que demuestran que el modelo de fábrica de software no se desarrolla de forma adecuada. “La tendencia generalizada no es la de tener los mejores profesionales trabajando en las mejores condiciones, sino en colocar más y más gente a picar código”. En su opinión, “el enfoque de trabajo se basa en exprimir al programador y no en valorar su productividad”. Para Escribano, la fábrica debería ser el lugar donde desarrollar una carrera profesional en el desarrollo del software pero, lamentablemente, se ha creado una mala imagen por lo que cada vez es más difícil encontrar recursos humanos. “Gente hay pero no para las condiciones que les estamos ofreciendo”, asegura.
Las factorías de pruebas
A pesar de que todavía no se ha concretado un modelo de factoría de referencia en el desarrollo del software, llega a España una nueva oleada, testing factory, que varias consultoras se están planteando muy seriamente. Según apunta Enrique Placed, director de alianzas para España y Portugal de Compuware, “el concepto de factoría de pruebas despierta gran interés entre las compañías españolas, aunque aún vamos por detrás de otros países donde el crecimiento de este mercado es de un 75% anual”. Por su parte, Santiago González, director comercial de Métodos y Tecnología, empresa española que cuenta con más de 150 consultores dedicados a la validación de sistemas, reconoce que “durante este año hemos contemplado cómo se han ido sumando al carro del aseguramiento de la calidad TIC muchas empresas que tradicionalmente sólo han hecho integración y/o desarrollo de sistemas”.
Como todo en tecnología, el testing también es una actividad susceptible de ser externalizada. No obstante, esta afirmación debe ser matizada. Según asegura González, “hay servicios de pruebas que están muy cerca del negocio del cliente que pueden o no ser externalizados dependiendo de la sensibilidad del cliente con sus datos y, por otra parte, hay servicios de pruebas que requieren una infraestructura tan costosa que impide su externalización”. La pregunta del millón en el testing es si éste debe ser realizado por el mismo que desarrolla el software. Enrique Placed, de Compuware, resalta “la necesidad de un equipo de pruebas independiente cuyo trabajo se inicia a la vez que el de desarrollo”. En la misma línea, Santiago González, de Métodos y Tecnologías, asegura que “las pruebas de integración y las de aceptación deben hacerlas equipos/empresas diferentes a los desarrolladores”. Por su parte, Fabián Escalante, director de arquitectura en Bankinter, señala que “los equipos de desarrollo deben ser los encargados de crear expertos que bajo una única gestión de proyectos aborden este crítico aspecto”.
Manual para crear una fábrica de software
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Desde la AEC (Asociación Española para la Calidad) se han enumerado diez pasos sobre cómo crear una fábrica de software. Se recomienda elaborar un plan de negocio basado en un modelo productivo en base a la mejora de los procesos de producción de software en tiempo y forma, con reducción de costes y mejorando su calidad, por tanto, es imprescindible obtener certificaciones de calidad que avalen el proceso productivo.
Según la AEC, la localización del personal a contratar deberá realizarse a través de acuerdos con universidades locales ubicadas en el área de influencia de la fábrica. Por ello, la ubicación debe tener en cuenta la proximidad de las universidades y las ayudas económicas que las administraciones locales prestan para la creación de empresas. Posteriormente, una vez realizados los primeros proyectos, los resultados serán la mejor herramienta de venta.
La experiencia de Bankinter con factorías
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Actualmente la entidad está probando distintas formas de aproximarse a los proveedores de servicio de desarrollo de software, ya que “percibimos que el modelo basado en la proximidad a nuestras oficinas se está agotando debido a la enorme demanda de los profesionales en los grandes centros de demanda, Madrid en nuestro caso”, señala Fabián Escalante, director de arquitectura en Bankinter. En su opinión, los requisitos que debe tener una factoría de software son: “Una dimensión adecuada y una cultura de empresa de buenas prácticas”. Preguntado por si España está preparada para trabajar en un modelo de fábrica de software, Escalante señaló que para que esto ocurra “los clientes tendremos antes que solidificar nuestras capacidades de formalización de requisitos y gestión de configuración para poder asesorar adecuadamente a profesionales que están a mucha distancia”.