Incrementar la calidad del software mejora la eficacia y rentabilidad de las aplicaciones

Los responsables de TI se enfrentan al reto de hacer más con menos, de reducir coste asegurando la calidad. Para ello, es esencial que se disponga de una visión precisa del estado de los activos de software de gestión y de su calidad. Para conocer qué importancia se da en las entidades financieras y aseguradoras de España al control de la calidad del software, ComputerWorld reunió a varios de sus responsables de Sistemas y Calidad.

De acuerdo a un reciente estudio realizado por ComputerWorld, el 61% de las organizaciones considera que la valoración de la calidad del software es un proceso necesario e imprescindible en la mayoría de los proyectos. Un 94% asegura que la valoración de la calidad del software sirve para eliminar defectos y reducir costes. Frente a estos datos, un 53% afirma que dedica menos del 2% de su presupuesto de TI a este proceso. De este informe se desprende que un porcentaje elevado de los departamentos de sistemas se han decantado por el outsourcing, aunque España está todavía muy lejos de lo que sucede en otros países vecinos, lo que incide también en la calidad. De lo que no hay duda es de la importancia que el control de calidad sobre el software está alcanzando en todas las organizaciones y un ejemplo claro es la recientemente constituida Bankia. Como afirma Julián Ramos, director del Departamento de Arquitectura de Pruebas, todas las entidades que se han integrado en esta nueva organización bancaria tienen representación en el centro de sistemas. “Hemos constituido, dentro del Área de Arquitectura, un Departamento de Gestión de Calidad y otro de Arquitectura de Pruebas. Todo lo que se refiere al control de calidad está repartido entre las dos organizaciones. Damos mucha importancia a este aspecto y desde hace tiempo tratamos de avanzar y mejorar porque a mayor calidad mejor rendimiento de las aplicaciones. Hemos avanzado tanto en las pruebas dinámicas como estáticas y analizamos impacto y análisis de riesgos en la puesta en producción”.
Mercedes Barreto, gerente de Organización Tecnológica de NGS, explica que en su entidad, la calidad de software está muy mecanizada. “Disponemos de una gran cantidad de métricas e indicadores de calidad y del ciclo de desarrollo. La calidad es la palanca fundamental para disminuir los problemas en producción y conseguir la ansiada reducción de costes. El equipo que trabaja en este entorno está orientado al control de la calidad en el ciclo de desarrollo. Desde principios de año desarrollamos software con factorías en las que hemos implantado todos los indicadores de desarrollo y una metodología muy precisa, controlando aspectos como los tiempos y tipos de respuesta. Hemos iniciado también un proyecto con metodología de testing, para saber si nos merece la pena extenderla al área de desarrollo”.
Félix Redondo, director de Metodología y Calidad de Banco Popular, comenta cómo, desde la oficina que él dirige, pusieron en marcha en 2007 un proyecto para implantar procedimientos en el marco de CMMI e ITIL, “porque el compromiso con la calidad es fundamental para nosotros, no sólo desde el punto de vista de los procesos sino de cumplimiento de nivel de servicio, tanto con los clientes internos como externos. Nos orientamos a la excelencia del servicio, no sólo al ahorro de costes. Este ha sido un cambio fundamental en los últimos años, abordando con esta filosofía proyectos de gran envergadura. Hemos incrementado la capacidad de desarrollo sin renunciar a la calidad”.
Soledad Parada, responsable de Arquitectura y Diseño de Soluciones de Barclays, aporta nuevo datos al asegurar que dentro de su organización cuentan con una oficina de calidad y trabajan con el compromiso de alcanzar la máxima calidad. “Llevamos muchos años trabajando con factorías de software y cuando diversificas el desarrollo, el riesgo es mucho mayor. Con respecto a la parte de testing, es misión de la oficina técnica”.
Alberto de Andrés, responsable de Arquitectura y Diseño de Soluciones de Barclays, comenta: “Trabajamos en colaboración con otros equipos en el mundo y estamos en un proceso de unificación de metodología. Los modelos de factoría no son nacionales sino mundiales, porque la calidad de software es un parámetro objetivo para valorar el despliegue que estamos haciendo de nuestra estrategia”.

Visión integral de la calidad
Tener una visión global de la calidad es un elemento importante porque como señala Juan Ruiz, director de Control de Gestión de TI WB&M de BBVA, “nuestra experiencia nos demuestra que hay que tener un visión global de la calidad y ésta debe estar apalancada por visiones parciales de los diferentes actores que forman parte de la organización. Desde la oficina central lo que hacemos es engrasar todos estos grupos. A lo largo de todo el ciclo de vida vamos analizando los factores que tienen que ver con la calidad. Los ciclos de vida han cambiado mucho en los últimos años, ahora hay que trabajar con factorías de software en todo el mundo y esto complica y ayuda al mismo tiempo, porque al romper la cadena del ciclo productivo con diferentes actores se hace un marcaje más estrecho. También nos ayuda contar con un Departamento de Pruebas independiente”.
María Sol Pérez, responsable del Centro de Calidad y Certificación de BBVA, incide en esta idea. “Nos dedicamos a los aspectos tecnológicos del modelo de calidad estratégico. En 2007 implantamos el modelo de calidad técnico que incluye todas las mejores prácticas para el diseño y construcción de aplicaciones. El modelo se apalanca en un proceso que está integrado en el ciclo de vida de las aplicaciones. Disponemos de herramientas propias que verifican el código y confirman que cumplen los estándares.
Sometemos a las aplicaciones a pruebas técnicas para conocer su comportamiento en producción, lo que nos permite poder mejorar el rendimiento de forma preventiva. Aprovechamos el conocimiento adquirido para mantener el modelo vivo, actualizado y ajustado a nuestra instalación, alimentando el modelo de calidad corporativa.”
Henar Pinilla, jefa de la Unidad de Sistemas de Información de Cesce, asegura que la innovación ha sido la palanca para cambiar su modelo de negocio e introducir los parámetros de calidad en todo lo que se refiere al desarrollo del software. “La agilidad a la hora de entregar desarrollos con unos niveles de calidad establecidos nos ha ayudado a mejorar. Hemos adoptado un modelo de factoría de software y de servicios añadiendo indicadores. El nivel de calidad es estratégico por lo que validamos toda la parte técnica de la codificación, logrando una buena calidad. No hemos entrado en lo que se refiere a factoría de pruebas, pero no lo descartamos en absoluto”.

Cultura de la calidad
Miguel Ángel García, director de Tecnología de Citibank, aporta su experiencia y señala que la calidad del software va en su organización aparejada a la estrategia tecnológica de la entidad. “Nos hemos convertido en un banco global lo que cambia la visión de nuestra forma de trabajar. No todas las experiencias de calidad de software son exitosas y la nuestra, a escala local, fue buena hace unos años. Actualmente, la calidad es un proceso que tiene que ir en paralelo a la organización de tecnología y debe empezar desde los inicios, desde el desarrollo y la concepción de los productos y de ahí el uso de políticas, procedimientos estándares y herramientas. Todo ello debe configurar un modo de hacer, casi una cultura. No hay un modelo mejor que otro, cada organización debe adoptar el suyo, decidir qué quiere medir y cómo quiere gestionarlo”.
Sergi Frontons, director del Departamento de Desarrollo de Fraternidad Muprespa, aporta una nueva visión a la reunión. “La banca lleva muchos años invirtiendo en testing y calidad pero nosotros tenemos una historia mucho más modesta. Certificamos nuestros procesos con ISO y en 2008, nos propusimos avanzar en este campo. El testing era una buena oportunidad para hacer frente a los recortes y a la crisis. Creamos una oficina de certificación. Los cambios continuos que se producen en el marco legal en el que nos movemos nos obligan a adaptar nuestros sistemas a la legislación lo que ocupa parte de nuestro presupuesto y nos obliga a reinventarnos para mantener un nivel mínimo de prestaciones. También estamos invirtiendo en automatización y caminamos hacia un modelo de contratación de nivel de servicios”.
Mar Turrión, directora de Planificación y Control de RSI, asegura que un paso importante es concienciar a la organización de la necesidad de trabajar con calidad y utilizar metodologías como CMMI. “Ser conscientes de esta realidad te obliga a adaptarte aunque es complicado involucrar a toda la organización y racionalizar todos los desarrollos. Nuestro objetivo en este momento es conseguir un entorno integrado que tenga visibilidad para toda la organización. Hay que lograr que se vea la influencia de la calidad en todas la áreas de la organización porque si no es difícil seguir avanzando”.
En Sanitas también han llevado a cabo un cambio importante y una orientación clara hacia la calidad. En 2005 implantaron la oficina de proyectos, centralizando todo en un sola herramienta, con reuniones periódicas de todos los jefes de proyectos. “El segundo cambio que llevamos a cabo”, explica Fernando Ripoll, responsable de la Oficina de Calidad de Sanitas, “fue la creación de la oficina de calidad que se apoya en la de proyectos y se adapta a una metodología propia. Esta ha sido bien acogida por los equipos de desarrollo y ha supuesto un cambio en la forma de desarrollar. Se han externalizado muchos proyectos con factorías de software y nos hemos certificado en CMMI. Esto nos ayuda a consolidar lo que ya teníamos en procesos de calidad. La dirección está totalmente integrada con el proceso de calidad, contamos con su apoyo, no sólo con palabras sino con hechos”.

Opinión del mercado
Los proveedores tienen mucho que decir y aportar al diálogo. Salvador Folgado, director de Arquitectura y Calidad de Bull, confirma como a veces es difícil justificar las inversiones en calidad, “cuando en realidad son bastante bajas con respecto a la importancia que tiene. Es necesario disponer de herramientas, cuyo coste es muy bajo cuando se compara con los presupuestos del área de desarrollo. En muchos casos, las organizaciones no dedican a calidad ni siquiera el 30 o 40% del presupuesto que se destina a desarrollo. La implantación de nuevas tecnologías y las novedades técnicas hacen necesaria la introducción de modelos de calidad que controlen los nuevos desarrollos. Debemos aplicar la filosofía del mainframe como un control más exhaustivo del ciclo de vida en todos los productos”.
Jaime García, analista independiente, comenta que “vivimos un pequeño boom en temas de calidad, todos hablan de ella pero de forma distinta. La calidad no es la ausencia de errores, es mucho más que esto. ¿Alguna vez nos hemos parado a pensar cuánto cuesta un desarrollo que no es óptimo aunque funcione? Cuando se analiza el desarrollo de aplicaciones hay dos ejes fundamentales: el coste y el tiempo. Si todo va bien nos centramos en el tiempo y en los malos momentos en el coste. Ahora estamos en el segundo modelo y una estrategia de calidad que solo se centra en el coste no es la adecuada. En tecnología hay que abrir la caja negra, hay que justificar todo y para ello hacen falta herramientas. Es necesario tener una visión integral, porque la calidad parcial no conduce necesariamente a la calidad total”.
Salvador Folgado, de Bull, refuerza esta idea al señalar que el triángulo coste-tiempo-calidad siempre ha sido contrapuesto, pues desde los diferentes departamentos de calidad se ha puesto más interés en detectar defectos, lo que en su opinión, “hace que desde Desarrollo se vea como una traba, en lugar de como un aliado que ayuda a que todo el proceso sea más eficiente”.
Conseguir que todos los departamentos de la organización participen en aspectos de calidad y que no la vean como un enemigo sino como un socio que va a mejorar el rendimiento de las aplicaciones, que puede ayudar al negocio, considerarla un facilitador que engrasa todo el sistema, fueron algunas de las conclusiones que a lo largo de la discusión se pusieron sobre la mesa.

Viñeta publicada el 20 de febrero de 1870 en La Flaca n.º 35 Tendencias

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