El valor de lo intangible

La riqueza escondida de las organizaciones

Por lo general, el valor real de una empresa no coincide con lo que dicen sus balances y registros. Esto sucede porque la contabilidad sólo refleja algunos de los activos y a otros los desconoce en forma absoluta. Hoy, nadie pone en duda a estas alturas que existe una interrelación entre los valores intangibles y los tangibles. Es evidente que trabajar bien, y formar, y motivar a las personas (valores intangibles) ha de repercutir en el beneficio empresarial (valor tangible). El pasado mes de julio, el Grupo CMR congregó en Madrid a una centena de profesionales para dar repuesta a cuáles serán los mecanismos de creación de valor en las compañías del siglo XXI. Todos coincidieron en una idea: el valor de lo intangible como mejora de la competitividad.

Hoy por hoy, sea cual sea el sector al que pertenezca, lo cierto es que el factor clave del que depende la supervivencia y la competitividad de una empresa es la diferenciación. Pero, ¿cómo diferenciarse de una empresa que puede comprar la misma tecnología que otra y ofrecer el mismo producto?
En 1997, el valor de mercado de Microsoft (1.488,5 millones de dólares) resultaba ser superior al valor del conjunto de Boeing, McDonalds, Texaco y Time-Warner, a pesar de que sus activos tangibles tradicionales, tal como manifestaban sus hojas de balance, no superaban el 7% de valor total de mercado. De modo que, ¿qué aspectos de la compañía representan el 93% restante? La disparidad entre el valor de mercado de la empresa y el valor contable que aparece en los libros radica en el capital intelectual. Un concepto que recoge ciertos aspectos intangibles de la compañía que “resultan ser los que marcan la diferencia competitiva”, apunta Gustavo Piera, presidente de Grupo CMR, entidad que engloba a compañías como Time Manager Internacional España (TMI), especializada en formación y consultoría en RR.HH., así como Summit IMM, consultora dedicada a la gestión y a la medición de los intangibles en las organizaciones, además de organizadora el pasado mes de julio en Madrid de la Conferencia sobre el valor de los intangibles.
El “movimiento” sobre el valor de lo intangible en nuestro país tuvo en el mes de febrero de 2004 su máxima expresión “tangible”, en este caso, con la creación del Instituto de Análisis de Intangibles, una asociación sin ánimo de lucro constituida por un grupo de empresas, consultores, escuelas de negocio y organizaciones. No obstante, sólo un 2% de las empresas españolas, principalmente del sector bancario y consultoría tecnológica, reconoce el valor de los intangibles, según cifras del Grupo CMR. Los resultados obtenidos por estas empresas en un período de tres años, siempre según fuentes de Grupo CMR, muestran un descenso de entre un 20 y un 30% de absentismo laboral y un incremento de entre un 15 a un 20% de las ventas en la red comercial. El coste del proceso asciende a 180.000 euros para una empresa de 100 empleados. La cifra se duplica en una empresa de 500 trabajadores.

Medición del capital intangible
Los modelos de evaluación tradicionales ya no resultan suficientes para determinar el verdadero valor de una organización ya que “no muestran el verdadero grado de vitalidad de una organización ni información sobre el valor futuro de la compañía”, apunta Piera. Por esta razón se requiere nuevos métodos de evaluación capaces de medir aquellos factores intangibles. Surge, por tanto, la necesidad de redactar una hoja de balance de lo intangible. Esta necesidad es la que impulsó al IASB (Internacional Accounting Standard Board, organismo responsable de definir los estándares contables internaciones), a promocionar un estudio destinado a definir los criterios de medición del capital intangible, dando como resultado la elaboración de un estándar denominado IAS38. No obstante, la nueva hoja de balance intangible incluía un número muy específico de activos intangibles lo que llevó a que TMI Italia desarrollara un sistema de Valor del Capital Intelectual (VCI) con el fin de ofrecer una hoja de balance de lo intangible más completa. VCI hace una distinción entre los tres componentes que determinan el valor empresarial: capital financiero (todo aquello que se presenta hojas de balance contable), capital intelectual (aquello intangible que constituye la base de las ventajas competitivas de la compañía) y factores psicológicos del mercado (todos aquellos elementos que modifican el valor de la compañía sin justificación alguna). A su vez, el capital intelectual está compuesto por tres áreas básicas: capital humano, capital estructural y capital relacional. La primera de las áreas hace referencia al pensamiento constituido por las contribuciones y aportaciones de las personas a la organización. Ésta, a su vez, se subdivide en tres factores: competencias-habilidades, actitud y vivacidad intelectual. Por su parte, el capital estructural hace referencia al conjunto de procesos, conocimientos empresariales, derechos de autor y patentes. El capital estructural se compone también de las áreas de organización, cultura e innovación. Finalmente, el relacional, basado en la importancia de las relaciones entre todos los accionistas de la compañía, se desglosa en tres apartados: vínculos, sinergias y valores compartidos.

Valor de la marca
La marca es una de las puertas de entrada al valor de los intangibles. “Hoy por hoy, nuestro país está entrando en una nueva realidad donde el principal reto para la diferenciación competitiva radica en integrar la marca con el servicio al cliente y así poder facilitarla a través de éste”, indica Piera. Empresas como Telefónica o BSCH han entrado a formar parte del Instituto de Análisis de Intangibles por el valor de la marca y no tanto por analizar el valor de los intangibles.
Según Janelle Barlow, presidenta de Branded Customer Service y coautora del reciente libro publicado con el mismo nombre, “para crear la marca se necesita un punto de diferenciación potente y único que le dé personalidad a la organización”. Asimismo, Barlow señala que una vez definido un tono y personalidad de la marca, debemos dejar al personal que ofrece el servicio ser ellos mismos y generar la espontaneidad de las interacciones humanas, en lugar de ser máquinas repetitivas de mensajes de los cuales se cansan ellos y los clientes”.


Sistema valor del capital intelectual (VCI)
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Desarrollado por TMI Italia con el fin de ofrecer un marco sistemático para la realización de una hoja de balance de los intangibles en las empresas.
1. capital financiero
2. capital intelectual
a. Capital humano.
i. Competencias. Habilidades para trabajar.
ii. Actitud. Automoción de las personas y los valores por los que éstas se rigen.
iii. Vivacidad Intelectual. Habilidad para manejar las competencias.
b. Capital estructural
i. Organización. Capital intelectual que pertenece a la compañía como derechos de autor, marcas registradas y licencias de uso.
ii. Cultura. Resultado de una serie de ritos, símbolos, normas, líneas de actuación, creencias, convicciones y suposiciones.
iii. Innovación. Todo aquello que tendrá un impacto en el valor futuro de la compañía.
c. Capital relacional
i. Vínculos. Relaciones con clientes.
ii. Sinergias. No precisa de acuerdo c

Viñeta publicada el 20 de febrero de 1870 en La Flaca n.º 35 Tendencias

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