El por qué de las migraciones hacia entornos abiertos

Si analizamos la evolución de la informática en los últimos años, observamos una decidida orientación hacia los entornos abiertos. Una clara manifestación de ello es que los nuevos sistemas de información nacen en estos entornos y muchos de los existentes, basados en plataformas "propietarias", comienzan a ser revisados y se estudia su paso a entornos abiertos o, como mínimo, su convivencia con ellos.

Muchas veces, en épocas pasadas aunque relativamente recientes, hemos observado movimientos similares, pero de menor alcance, y probablemente más basados en motivos de “moda tecnológica” que en razones técnicas.
Pero ya hoy no es así. El posicionamiento de TCP/IP, de facto, como protocolo de comunicaciones estándar, las bases de datos relacionales ocupando cada vez mayor protagonismo, la oferta en continuo crecimiento para los entornos abiertos de un software cada vez más completo y complejo y, por otra parte, un hardware más potente y sofisticado, con arquitectura similar a la de un mainframe, son razones técnicas que sitúan a los entornos abiertos como la tierra prometida a la que hay que migrar.
Si a esto añadimos la explosión del e-business y su enorme impacto en el mundo de los sistemas de información, entramos en terrenos de “necesidad”, donde la presencia en esos entornos se hace obligatoria por numerosas y variadas razones, aunque alguna de ellas pudiera ser todavía sólo puro marketing, aunque no será así en el futuro.
Ante esta situación, las empresas se encuentran ante la disyuntiva de incorporarse al entorno abierto o permanecer en entorno propietario. Esta última decisión supone establecer una arquitectura según la cual los sistemas propietarios siguen dando soporte al negocio, tal y como se venía haciendo, y los nuevos requisitos se cubren con sistemas abiertos como un añadido a los sistemas actuales; todo ello resolviendo los problemas de compatibilidad entre equipos y aceptando las dificultades y merma de posibilidades que esta solución plantea.
La primera opción, llevar los sistemas propietarios hacia sistemas abiertos, representa situar los sistemas de información en el entorno idóneo para el desarrollo del negocio de acuerdo a las nuevas exigencias. De esta forma se adecuan los sistemas a los elementos hardware, software y de comunicaciones del presente, en un entorno capaz de dar soporte al negocio con orientación de futuro (e-business).
Estando clara, pues, la conveniencia de situar los sistemas de información en entornos abiertos, queda por resolver el problema de la migración de las aplicaciones. Este paso es de suma importancia, ya que las aplicaciones realizan el soporte del negocio y representan una importante inversión económica, realizada generalmente a lo largo de muchos años. Por ello, la solución debe contemplar que el cambio de entorno no suponga cambios en las aplicaciones, respetando así la inversión realizada; es decir, hay que “mover” las aplicaciones al nuevo entorno sin necesidad de rehacerlas. En otras palabras, las aplicaciones deben “migrarse” tal como están en el entorno propietario.
Mantener esta premisa implica que el nuevo sistema deberá proporcionar las mismas características que tenían las aplicaciones en el entorno propietario, además, por supuesto, de exactamente la misma funcionalidad. Por otro lado, se deben migrar en un corto periodo de tiempo pues, si no es así, los mantenimientos correctivo y evolutivo harán del proyecto de migración una tarea enormemente compleja y, quizás, inviable.
Y la única manera de cumplir estas dos condiciones es la de contar con un conjunto de herramientas que realicen automáticamente la migración de aplicaciones, sin lo cual el factor tiempo podría hacer el proyecto imposible; así como con un conjunto de productos de software que soporten, en el entorno abierto, las mismas funciones que ofrecía, en el entorno de partida, el software básico. Y nos referimos, fundamentalmente, a un monitor de transacciones, con la misma funcionalidad que ofrecían los monitores de teleproceso en el entorno propietario (CICS, TP8, UTM, etc.); un software de cliente que permita la misma gestión de pantallas en modo carácter del entorno propietario, pero enriqueciéndolas con presentación gráfica y sin necesidad de mantenimiento o distribución manuales (preferiblemente con utilización de software estándar hoy); un gestor de base de datos, relacional, al cual se puedan migrar los datos existentes, fuera cual fuera su arquitectura; un gestor de SPOOL, que permita mantener toda la política de impresión que existía en el mainframe; una utilidad de Sort equivalente; y, en definitiva, todos aquellos elementos que permiten que las aplicaciones, y su explotación, mantengan su funcionalidad sin necesidad de ser retocadas o rehechas manualmente.
Si conseguir este tipo de migraciones en tiempos razonables desde entornos propietarios a entornos abiertos puede parecer una utopía, la realización de un número suficiente de proyectos de migración desde entornos como IBM OS/390 o VSE, Siemens BS 2000, Bull DPS-8, Unisys EXEC, etc. a entornos abiertos Unix con distintos proveedores de hardware (SUN, HP, IBM, DEC, etc.), utilizando diferentes bases de datos destino, como Oracle o Informix, y en instalaciones con un buen número de aplicaciones y miles de usuarios conectados a su sistema transaccional, constatan su viabilidad.
La presencia en el mercado de empresas de servicio que ofrecen la realización de la migración tal como ha quedado presentada, debe animar a dar el paso a los responsables informáticos que, en este momento, están considerando la conveniencia de adaptar sus sistemas para trabajar en entornos abiertos.

Miguel Pardo de Donlebún, Director de Operaciones de Abysal Systems

Viñeta publicada el 20 de febrero de 1870 en La Flaca n.º 35 Tendencias

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