Cuenta de resultados: coger el helicóptero para sumar más y restar menos
A veces los árboles no te dejan ver el bosque. Antonio Alemán, columnista de esta revista, recomienda a los directivos que dediquen parte de su tiempo “a coger el helicóptero”. Yo procuro elevarme con frecuencia, intentado no perder el equilibrio.
A poco que seamos honestos con nosotros mismos, debemos reconocer que para mejorar la cuenta de pérdidas y ganancias solemos poner más foco en el recorte que en la generación de ingresos. Es más fácil, más rápido y ¡todos lo hacen! La búsqueda de la eficiencia es un ciclo virtuoso, pero recortar sin control puede reducir la capacidad de alcanzar nuevos mercados, de reaccionar ante las oportunidades y perder know-how. Hay formas correctas de ahorrar que refuerzan a la compañía y formas incorrectas que debilitan. Las primeras añaden flexibilidad y liberan recursos para invertir en áreas más estratégicas. Las segundas están dictadas por el corto plazo y son fruto de una mala gestión previa.
El outsourcing ahorra dinero, abre posibilidades y añade flexibilidad para aprovechar oportunidades. Es “bueno”. Pero el despido que sólo busca ahorro económico puede destruir mucho valor y know-how. Es “malo”. Las TI generan valor, habilitan diferenciadores y mejoran procesos. Son “buenas”. Pero meter la tijera al personal operativo sin considerar la aportación de la tecnología a los procesos puede destruir experiencia e impedir un ahorro más importante. “Malo”.
Hay que poner las bases para que los resultados sean siempre positivos. Coger el helicóptero para ver el bosque. Desplazar el foco de la parte baja a la parte alta de la cuenta de resultados, del recorte de gastos a la generación de ingresos extra. Realizar cambios a medio y largo, liberando recursos en áreas poco estratégicas para invertir en las que garantizarán el futuro. Y a largo plazo, rabajar sobre oferta, marca y recursos humanos.
Éste es el único tipo de medicina que funciona contra la crisis. Y me temo que no sólo es la medicina válida para las compañías, sino también para nuestra querida piel de toro.
Moisés Camarero, director general de Compusof.
A poco que seamos honestos con nosotros mismos, debemos reconocer que para mejorar la cuenta de pérdidas y ganancias solemos poner más foco en el recorte que en la generación de ingresos. Es más fácil, más rápido y ¡todos lo hacen! La búsqueda de la eficiencia es un ciclo virtuoso, pero recortar sin control puede reducir la capacidad de alcanzar nuevos mercados, de reaccionar ante las oportunidades y perder know-how. Hay formas correctas de ahorrar que refuerzan a la compañía y formas incorrectas que debilitan. Las primeras añaden flexibilidad y liberan recursos para invertir en áreas más estratégicas. Las segundas están dictadas por el corto plazo y son fruto de una mala gestión previa.
El outsourcing ahorra dinero, abre posibilidades y añade flexibilidad para aprovechar oportunidades. Es “bueno”. Pero el despido que sólo busca ahorro económico puede destruir mucho valor y know-how. Es “malo”. Las TI generan valor, habilitan diferenciadores y mejoran procesos. Son “buenas”. Pero meter la tijera al personal operativo sin considerar la aportación de la tecnología a los procesos puede destruir experiencia e impedir un ahorro más importante. “Malo”.
Hay que poner las bases para que los resultados sean siempre positivos. Coger el helicóptero para ver el bosque. Desplazar el foco de la parte baja a la parte alta de la cuenta de resultados, del recorte de gastos a la generación de ingresos extra. Realizar cambios a medio y largo, liberando recursos en áreas poco estratégicas para invertir en las que garantizarán el futuro. Y a largo plazo, rabajar sobre oferta, marca y recursos humanos.
Éste es el único tipo de medicina que funciona contra la crisis. Y me temo que no sólo es la medicina válida para las compañías, sino también para nuestra querida piel de toro.
Moisés Camarero, director general de Compusof.
