CIO como gestor de relaciones

El alineamiento entre la estrategia relativa a los Sistemas de Información y la estrategia corporativa constituye cada vez más un indicador fiable de que la compañía está bien gestionada. Bajo esta premisa, el director de Sistemas debe asumir nuevas funciones que persigan involucrarse más en el negocio, adquiriendo un perfil más de gestor que tecnológico. Hoy por hoy, el enfoque hacia el negocio junto con la necesidad de contar con herramientas que le puedan permitir mejorar la productividad de las áreas de Desarrollo, Infraestructura y Seguridad constituyen las principales prioridades del director de Sistemas, según se pudo comprobar durante la II Jornada Tecnológica organizada por PROFit.


Las Tecnologías de la Información son consideradas estratégicas para alcanzar el éxito. Según un estudio de Eric Brynjolsson, publicado en julio de 2003, existe una correlación clara entre la productividad de una empresa y su inversión en TI. “Las ganancias de productividad ocurren cuando la inversión en TI se acompaña de cambios profundos en los procesos de negocio y la compañía entera se compromete con el cambio y la innovación”, indica Rafael Barneto, director general de PROFit. Ante este escenario, el objetivo debe ser construir una nueva generación de directores de Sistemas orientados hacia el negocio, capaces de reducir la distancia entre la tecnología y el negocio, de manera que ambas estrategias queden perfectamente alineadas. Entre las nuevas funciones a las que debe enfrentarse el nuevo director de Sistemas (CIO) destacan, según Barneto, “la necesidad de demostrar el valor medible, para el negocio, de los sistemas de Información, intensificar los sistemas de seguridad y privacidad, hacer que los sistemas de información estén más orientados hacia los servicios y ayudar a los gerentes de negocio a entender la tecnología, entre las más importantes”.
Estas nuevas funciones vienen “marcadas por la actual percepción de la tecnología más como un gasto que como una inversión, donde las aproximación a las TI es mayoritariamente defensiva y orientada a prevenir problemas”, apunta Barneto. Este hecho hace que los proyectos sean cada vez más tácticos y aquellos que supongan una “inversión estratégica” se demoren sistemáticamente.

Roles del CIO
En la actualidad, según PROFit, el presupuesto de tecnología, de grandes empresas, presenta tasas de crecimiento no superiores al 1,2% para el 2004. Este dato, “si bien resulta poco alentador, es sensiblemente superior al registrado en el 2003 donde el presupuesto en TI prácticamente se mantuvo sin crecimiento”, explica Barneto.
Ante esta situación el director de Sistemas tiene que actuar no tanto como un intermediario entre la empresa y el departamento de TI sino más bien “como un facilitador o incluso de comercial en muchos casos”, indica Barneto. Actualmente, el objetivo prioritario exigido al CIO es que sepa gestionar eficientemente su negocio. “Para ello -apunta Barneto- deberá adoptar una perspectiva de retorno de inversión (ROI) en todas las decisiones sobre servicios, procesos y sourcing. Un enfoque hacia el cliente y no tanto hacia la tecnología podría dotarle de mejores argumentos para transmitir valor dentro de la compañía. Un mayor esfuerzo en la mejora de la eficiencia de los procesos y competencias clave junto con una gestión más proactiva de las relaciones internas y externas, podría ayudar al director de Sistemas a alcanzar unos mayores niveles de éxito en los objetivos marcados”. Finalmente, Barneto aconseja aplicar excesos de imaginación en todas y cada una de las actuaciones tecnológicas que se pretendan implantar.

Claves de éxito
El área de TI debe es un negocio y por tanto, funcionar como ello. En base a este principio, Barneto enumera una serie de claves de éxito para su desarrollo como son la focalización en el cliente y no tanto a la tecnología; orientar en las competencias clave y en la eficiencia de los procesos, asegurar la eficiencia de todo los procesos según estándares y, finalmente, poner en valor los servicios y fijar su precio en base a condiciones de prestación y de medición.
Por otro lado, se remarco la necesidad de contar con herramientas fiables que permitan una mayor productividad y eficiencia en las áreas de desarrollo, infraestructura y seguridad, no obstante, estas áreas copan el 95% del presupuesto tecnológico de cualquier gran empresa. En este sentido, Agustín Ocaña director gerente de Sistemas de Caja Madrid, expuso las “increíbles” mejoras que la implantación de la metodología CMMI para los procesos de software, ha tenido en la reducción de defectos en el desarrollo de aplicaciones y en la mejora de las estimaciones de coste y plazo de los proyectos. Desde el punto de vista de la gestión de Infraestructuras tecnológicas, PROFit ha aconsejado la metodología ITIL, esta metodología, según Pedro Vázquez, director general adjunto de Bancaja, está aportando grandes ventajas tanto en el suministro de servicios como en la gestión de incidencias. Para Vázquez, los actuales tiempos requieren la necesidad de tener unos claros procedimientos, junto con una medición exhaustiva de datos y una centralización única de registros. Por último, en el área de seguridad PROFit presentó OCTAVE. Esta metodología utilizada para el análisis de los riesgos de seguridad y privacidad de la información, podría ir adquiriendo gran protagonismo dentro de las compañías ya que contempla las realidades del negocio de cualquier empresa y no únicamente los riesgos tecnológicos.

Viñeta publicada el 20 de febrero de 1870 en La Flaca n.º 35 Tendencias

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