Accesibilidad web, un derecho, no un privilegio
La brecha digital afecta a 4 millones de discapacitados
Hablamos de un “derecho, no un privilegio”, una premisa que sirve de bandera que enarbolan no pocos colectivos y organizaciones que, en los últimos meses, están apostando de lleno por impulsar estos aspectos. Tal es el caso del congreso “Fundamentos Web 2005”, organizado por la Fundación CTIC y la oficina española del W3C (World Wide Web Consortium), celebrado recientemente y en el que se han aportado soluciones a los errores en materia de accesibilidad y usabilidad que, en la actualidad, se detectan en muchas páginas de Internet.
Mejora en la calidad de la experiencia
Más allá de las herramientas o estándares habilitados para unificar las técnicas desarrolladas en materia de accesibilidad, destaca la considerable mejora en la experiencia como usuario, ya sean personas con algún tipo de minusvalía o no, a la hora de, por ejemplo, efectuar compras on-line, buscar información en las páginas web de organismos oficiales o interponer una denuncia o reclamación. Así, según John Slatin, director del Instituto de Accesibilidad de la Universidad de Texas, “estos colectivos tienen hasta tres veces menos posibilidades de éxito en estas acciones, por lo que tenemos que intentar acabar con esta diferencia para conseguir una web accesible para todos”.
Si revisamos la situación por sectores podemos apreciar, que la Administración Pública está siendo uno de los grandes valedores de los derechos de colectivos que cuentan con algún tipo de discapacidad. De hecho, son los organismos oficiales, ministerios y Administración los que están adaptando sus páginas a diseños intuitivos y adaptables. Estas actuaciones se basan en la necesidad de lograr un “diseño para todos”, según expone Inmaculada Placencia, jefe de la unidad de e.Inclusion, de la dirección general de la SI de la Comisión Europea, quien recalca la inclusión de los temas de accesibilidad en el plan europeo i2010, así como el compromiso de todos los estados miembros, aunque en diferentes grados. “La accesibilidad tiene que ser una responsabilidad a nivel local, pero también de los gobiernos centrales, que deben hacer un esfuerzo por adoptar las pautas WCAG”, ha declarado Placencia en una de las ponencias celebradas en el foro Fundamentos Web 2005. “Si tenemos en cuenta que en torno al 20% de la población europea tiene una edad superior a los 65 años, podemos inferir que tiene algún tipo de discapacidad”, en palabras de la responsable. Y es que el tema de la accesibilidad no se circunscribe netamente a minusvalías genéticas o de nacimiento, sino también a las propias de la edad, ya que para las personas mayores o para ciertos colectivos de discapacitados, como ciegos o deficientes visuales, el pleno acceso a la nueva Sociedad de la Información es todavía una quimera.
Esfuerzos en pro de la certificación internacional
La Fundación CTIC y el European Software Institute (ESI) han dado un paso más para impulsar la calidad en Internet con la creación de una certificación internacional en accesibilidad web. El nuevo certificado, basado en las pautas del World Wide Web Consortium (W3C) y su metodología, permite evaluar los problemas de accesibilidad de las páginas web, aplicando sistemas de revisión automática y manual que facilitan una actualización continua. Esta certificación asegura, tanto a empresas privadas como a Administraciones Públicas, que sus páginas web cumplan, en todo momento, con la legislación vigente, aportando además un sello de excelencia a su presencia en Internet.
Y es que la normativa prima. No en vano, en España, según la Ley de Servicios de la Sociedad de la Información y de comercio electrónico (LSSI), las Administraciones públicas deberán adoptar, antes del 31 de diciembre de 2005, las medidas necesarias para que sus páginas web sean accesibles para personas con discapacidad y edad avanzada. Jacob Nielsen, gurú mundial en usabilidad, expone que “los Gobiernos deben dar ejemplo, haciendo accesibles su sites, especialmente teniendo en cuenta la terminología, acrónimos y lenguaje utilizado. La clave es la diatriba entre conocimiento e ignorancia”. A este respecto también alude Belén Gallego Puyol, consultora de usabilidad y accesibilidad de Atos Origin, quien expone: “nos encontramos ante la paradoja de que la ley obliga a que a partir de enero de 2006 las páginas web de las Administraciones Públicas sean accesibles, pero es difícil encontrar en el mercado laboral titulados que hayan recibido formación al respecto. Pero, esto es aún más grave si consideramos que la versión vigente de las pautas WAI es del año 1999”. Mientras los programas de estudio se van adaptando progresivamente a la normativa, la consultora imparte seminarios internos de iniciación a la accesibilidad para sensibilizar a nuestros técnicos y difundir entre ellos el conocimiento de las pautas WAI.
Esfera pública versus privada
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La accesibilidad permite que un sitio o servicio web pueda ser utilizado de forma satisfactoria por el mayor número posible de personas, independientemente de sus limitaciones o de las derivadas de su entorno.
Cristina Rodríguez-Porrero, directora de CEAPAT (Centro Estatal de Autonomía Personal y Ayudas técnicas) un centro dependiente del IMSERSO, expone que las Administraciones Públicas tienen que ser un ejemplo de accesibilidad y promover herramientas para ello. De hecho, estimamos que en los próximos meses, en torno a un 60% de las AAPP españolas dispondrán de sites accesibles para todos”.
En cuanto a los obstáculos que desincentivan a las empresas del sector privado a apostar por implementar en sus páginas virtuales herramientas que hagan posible a discapacitados y personas de edad avanzada acceder a las mismas, con el potencial incremento en el número de usuarios que ello genera, las voces son múltiples. En el plano técnico, Nielsen entona el mea culpa reconociendo que “en ocasiones, los desarrolladores acaban diseñando aquello que les gusta, más que lo que les puede gustar a los demás”. Por su parte, Enrique Varela, director técnico de accesibilidad e I+D de la Fundación ONCE, apunta: “no es un tema de hacer un favor, sino más bien de abrir las puertas a nuevos clientes. Reside en un problema de desconocimiento ante las ventajas reales que puede reportar”.
Herramientas que evalúan nuestras emociones
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Otro punto a tener en cuenta es la necesidad de efectuar mediciones en términos de accesibilibidad y usabilidad que permitan conocer los parámetros utilizados. Algunas compañías ya se dedican a ello, como es el ca