A la espera de la resolución del concurso del DNI electrónico

Desde 1999 los sucesivos gobiernos han contemplado de la creación del DNI-e

El pasado lunes 14 de marzo finalizó el plazo de presentación de ofertas al concurso para el suministro de todos los componentes necesarios para la gestión del DNI electrónico. Se espera que a principios de mayo se conozca quién es el adjudicatario. El objetivo del proyecto es que para el año 2007 todos los documentos nacionales de identidad que se renueven en las comisarías españolas sean electrónicos.

El nuevo DNI-e va a servir no sólo para acreditar electrónicamente la identidad personal, sino que también va a permitir la firma electrónica de documentos. El presupuesto base de licitación de este concurso asciende a 11,9 millones de euros, cifra que los concursantes pueden mejorar a la baja. Teniendo en cuenta las especificaciones requeridas, este importe “está muy ajustado”, valora Adrián Moure, vicepresidente ejecutivo de ventas, alianzas y marketing de Safelayer.
Al final tres consorcios han presentado sus ofertas al concurso. Uno está formado por Telefónica, Indra y Software AG. Otro reúne a Siemens, Telvent, Bull, Marubeni y Getronics. Y por otro lado está el integrado por Accenture, Atos Origin e Informática El Corte Inglés.
Para Jesús Rojas, socio de Accenture, la característica esencial de la oferta de este último consorcio es “la integridad y la visión única de la solución”; y la misión concreta de Accenture es “organizar y coordinar la solución en su globalidad, además de poner en marcha, junto a Informática El Corte Inglés, la implantación de las PKIs”. Considera que son unos firmes candidatos para ganar el concurso porque “nuestra visión única garantiza ante la Administración y la sociedad que la solución que proponemos es factible y que funcionará en el plazo establecido. No es una amalgama de empresas con intereses cruzados o dispares, sino un trío de organizaciones complementarias las unas con las otras”, concluye Rojas. Los otros dos consorcios participantes han declinado hacer comentarios.
En España hay cerca de 30 millones de Documentos Nacionales de Identidad. Y se suelen renovar unos 6 millones al año. Cada DNI-e va a costarle al Ministerio del Interior unos 3 euros, frente a los 0,60 del DNI tradicional. Además el usuario necesitará comprar un lector de tarjetas (unos 20 euros) si quiere firmar electrónicamente desde su casa.
Lo más complicado de las especificaciones técnicas del concurso es, a juicio de Moure, que una solución de “PKI ganadora se enfrenta al reto más importante que hasta este momento haya tenido que enfrentarse nadie en cualquier otro proyecto mundial, por las alta disponibilidad que se exige, además de los tremendos ‘performances’ que tienen que conseguirse”. Además fuentes de Steria añaden otra clave: “el despliegue y mantenimiento de todo el material y los aplicativos a lo largo de cuatro años”.
En seis meses desde la formalización del contrato, el ganador del concurso deberá tener listos quince dispositivos capturadores de biometría (impresión dactilar, foto y firma), así como seis dispositivos de grabado láser para personalizar el DNI-e. Y otros tres meses después deberá haber finalizado el desarrollo de funcionalidades adicionales y adaptación de la aplicación actual de expedición del DNI. Por último, la infraestructura de clave pública, con un mínimo de dos tecnologías de PKI, deberá estar terminada otros tres meses después.
Según Moure, los plazos fijados “también están muy ajustados, aunque hay que valorar que han sido fijados por el equipo técnico de la Dirección General de la Policía, que tienen excelentes conocimientos sobres los factores de riesgo, puesto que llevan estudiando cada una de las partes de este proyecto con minuciosidad”. De hecho, Safelayer ganó en septiembre de 2001 un concurso para montar la maqueta de DNI-e que el Ministerio del Interior ha estado utilizando para hacer pruebas con tarjetas y con diversas tecnologías. Ahora su vicepresidente, Adrián Moure, se lamenta de que “no nos lo hayan adjudicado directamente a Safelayer”.

Plazos de ejecución
En febrero de 2006 estará funcionando al menos un centro piloto, y para junio de 2006 habrá unos seis centros de expedición inmediata. La extensión del sistema a todas las comisarías está fuera del contrato.
Fuentes de Steria afirman que “la solución española es muy completa y técnicamente muy rigurosa”. Esto es debido, en primer lugar, a la cultura de uso del DNI en nuestro país; fue creado en 1944. En segundo lugar, el DNI tradicional ya incorpora datos biométricos como la foto, el trazo de la firma y la huella dactilar.
El DNI-e viene recibiendo un fuerte impulso desde la Unión Europea. Ronny Depoortere, senior vicepresident de Zetes Multicom, aclara las directrices básicas: “Hay que prestar especial atención a la inscripción, incluyendo las correctas capturas biométricas; a usar la correcta tecnología de personalización para los carnets; a proteger la privacidad de los ciudadanos; y a buscar una solución favorable al cliente para operar con el DNI, que no dependa del chip utilizado”. Además Depoortere resalta la importancia de “respetar los estándares internacionales, establecer unos cimientos contractuales entre el gobierno y los partners para garantizar una buena colaboración, y desarrollar una estrategia para resolver la cuestión del lector de tarjetas antes de iniciar el proyecto”.
Bélgica es el país europeo más adelantado en el campo del DNI-e. Zetes Multicom es la empresa que los elabora, y del despliegue de la infraestructura se ha encargado Steria. El coste de cada unidad asciende a 10 euros, y ya son más de 200.000 los ciudadanos belgas que cuentan con un DNI-e. Cuando concluya 2008, toda la población belga mayor de doce años tendrá uno de estos documentos.
Hay una serie de similitudes entre la solución belga y la española. “El documento está expedido sobre una tarjeta criptográfica. Se incluyen dos certificados X.509, uno para la acreditación y otro para la firma. La impresión de la fotografía y de la firma se realiza, tras un escaneado, por actuación de un láser sobre la capa de policarbonato. Además tiene elementos de contraste para evitar falsificaciones. Y la tarjeta, en su interior, contiene los mismos datos que la serigrafía exterior, más los certificados y la dirección del titular”, comentan fuentes de Steria, que agregan otros parecidos: “No tiene elementos que determinen pertenencia a colectivos ni vinculación a empresas, ni incluye un certificado para la función de cifrar”.
Por otra parte, existen diferencias entre el DNI-e belga y el español. Sobre todo están relacionadas con el proceso de expedición. El proceso belga es de expedición diferida. Se solicita en persona. Se manda fabricar. Se devuelve al municipio la tarjeta física y se hace llegar una carta con el PIN y el aviso de recogida al ciudadano. Éste debe personarse para activar el documento y retirarlo. En cambio, el proceso español es de acto único. Se solicita, se fabrica y se entrega el documento en un solo acto (excepto en centros móviles). Esto implica que cada oficina de expedición debe estar dotada de todos los elementos para generar la tarjeta.
En Bélgica la aut

Viñeta publicada el 20 de febrero de 1870 en La Flaca n.º 35 Tendencias

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